Cuanto más nos adentramos en dos mil veinte, más aguardamos que la ‘Teoría de la simulación’ de Muse sea en realidad no ficción. Se trata de la idea de que la Tierra es una simulación por computadora exageradamente avanzada…
septiembre 2020
En esta simulación de Muse todos somos sencillamente avatares en un juego corrupto llamado algo como Maximum Drake. Todo este año podría restituirse desde un fichero guardado de diciembre de dos mil diecinueve. Muse – Simulation Theory no podría llegar demasiado pronto.
Muse fusiona imágenes mejoradas de su espectáculo en vivo ‘Simulation Theory’ con una narrativa fílmica, y se plantea transformar el álbum, que es el más consistente y congruente de los últimos tiempos, en su pieza ideal más completa hasta el instante.
Muse discutirá sobre las implicaciones filosóficas, metafísicas y políticas de la película hasta el momento en que Matrix se rompa, mas la premisa básica es ‘Alien vs Computadora’.
Un equipo de científicos rastrea la fuente de un enorme incremento de energía hasta un O2 Arena desierto, donde una máquina de juegos se halla en el escenario vacío de Muse. Un científico procura jugar con la máquina y, sin caer en la cuenta, abre una realidad diferente…
En esta Muse, cubiertos de pixeles y untados con láser, juegan ‘Presión’ y ‘Psicosis’ ante miles y miles de personas. Esta es la historia del origen de la enorme mecha-zombie que brotó del escenario al final del concierto. De igual modo la película anuda múltiples acertijos persistentes.
Todo encaja con perfección de súbito en su sitio, todo empieza a cobrar una suerte de sentido desarrollado y confuso. La máquina recreativa se revela como el «mainframe» de un multiverso de simulaciones, donde se hicieron todos y cada uno de los vídeos del álbum.
Los pelotones de bailarines sin semblante son «NPC» mandados por la computadora central para corregir el fallo limpiando y reiniciando la ‘simulación de la Tierra’ y ‘todos’ en ella. En ese instante, la teoría de la simulación deja de ser sencillamente una gracieta de ciencia ficción.
La visión retro-futurista de Muse se establece súbitamente hoy en día. Es posible que no creamos la hipótesis de la simulación de que sencillamente hemos cortado y pegado la plantilla de algún programador futuro para ‘nerd rockero con sobrepeso’, mas al final de la película no podemos ignorar de qué manera nuestras realidades online están moldeadas, distorsionadas y manipuladas a fin de que solo veamos lo que las grandes corporaciones desean que veamos.
Muse – Simulation Theory deja al espectador, si lo quiere, ahondar en la naturaleza intrínseca de la ‘realidad’ moderna, vocear frente a las patrañas y luchas de poder tras la pandemia actual o bien estimar la tecno-espiritualidad del ‘Algoritmo de Dios ‘.
Bellamy destruye y se pavonea durante una gran parte del álbum, cantando ‘Take A Bow’ a una calavera plateada o bien haciendo riffs en el techo a lo largo de ‘Mercy’, ‘New Born’ o bien ‘Stockholm Syndrome’. Es una película tan conceptualmente ambiciosa como visual.
Reinventa absolutamente la película narrativa de conciertos. Muse, no obstante, teje su historia de ciencia ficción digna de Netflix. No obstante, podría imaginarse a Nick Cave enmarcando una película en vivo en un cuento de pesadilla gótico sureño.
Muse ha puesto el listón altísimo, si bien un tanto sesgado. Una película de concierto, tan emocionante y enmarañada como una superproducción de Christopher Nolan. Y todo esto antes que Muse dejase que el espectáculo de la ‘Teoría de la simulación’ se desatase en la realidad virtual a fines de este año.
Poco a poco más, esta es la realidad fabricada de Muse y todos somos solo fallos en ella.
Origen: Step into Muse’s mind-bending sci-fi reality with new concert film ‘Simulation Theory’