Son un icono del movimiento industrial. Eslovenos, los Laibach cumplen 40 años desde su fundación. Laibach tomó su nombre del austrohúngaro y después los nazis ocuparon Ljubliana, la capital de Eslovenia. Laibach es una de las bandas más discutidas, renovadoras y realmente extrañas de la historia del rock.
junio 2020
Provocadores culturales por antonomasia, Laibach han conseguido ofender a todos y todas y cada uno de los lados políticos. En una estrategia que daba la apariencia de tolerancia al paso que invitaba a la remuneración pública, el estado invitó a Laibach a explicar sus acciones en la TV en horario estelar.
Los funcionarios estatales declararon de manera rápida a Laibach como una organización fascista, un descriptor contra cualquier persona con la que el estado no estuviese conforme. En contestación, Laibach descubrió que sus miembros estaban vestidos con sus uniformes de reclutas del ejército yugoslavo, y sus palabras eran una mezcla de publicidad SFRY.
El estado prohibió a Laibach actuar, y sus miembros fueron forzados al exilio.
De forma afín, Laibach provocó la ira de exactamente las mismas fuerzas etnonacionalistas que derruyeron la RFSY.
En los vídeos de Laibach podemos ver a los corzos y los paisajes majestuosos, símbolos del nacionalismo romántico, y se combinan con símbolos del nacionalsocialismo y el militarismo, recordando a los espectadores eslovenos un incómodo secreto público: el campesinado rural, que encarna la mayor parte del nacionalismo esloveno.
Asimismo fueron cooperadores preparados en la violenta germanización del país en la Segunda Guerra Mundial. Tras muchos años parias, Laibach llegó a ser rehabilitado. En dos mil diecisiete, el pensador Slavoj Žižek escribió un artículo titulado ” ¿Por qué razón Laibach y NSK no son fascistas? “.
Žižek había criticado tanto a liberales como a izquierdistas por su condena del empleo de Laibach del simbolismo fascista y otros simbolismos totalitarios. Arguyó que no había nada irónico en las acciones de Laibach. Más bien, Laibach procuró fomentar una sobreidentificación con tal simbolismo y fue mediante esto que se pudo superar la identificación con el fascismo.
Las grabaciones de Laibach ahora se consideran extensamente como unos ejemplos clave del posmodernismo soviético, explorando las relaciones entre la ideología y el arte.
Las presentaciones en vivo de Laibach son todavía más emocionantes, usando los sonidos disonantes de la música marcial, comentarios, grabaciones de alegatos políticos y perros ladrando, descritos por la banda como “demostraciones rituales de fuerza política”.
No es sorprendente que Laibach haya afianzado su condición de querido de la vanguardia izquierdista.
Con el habitual bombardeo, NSK una vez declaró que “solo Dios puede someter a LAIBACH”. Laibach se ha hecho eterno.
Más últimamente, el anti-individualismo de Laibach se ha manifestado en miembros centrales relegándose a papeles tecnológicos como ingenieros de iluminación, con los músicos sustituidos por artistas más jóvenes que los subsistirán.
El estado esloveno ahora aprecia a Laibach como un icono nacional. Los pequeños marchan a las reuniones escolares con el acompañamiento de una canción de Laibach, y abundan los cotilleos de que el estado esloveno se esmera por clasificar a Laibach por la UNESCO como un lugar intangible del Patrimonio Mundial.
El procedimiento de Laibach para la longevidad contrasta con fuerza con el enfoque narcisista de culto a la personalidad desplegado por sus primordiales colegas culturales: mandatarios políticos totalitarios y estrellas del pop.
Quizá la lección clave para aprender de Laibach es que la mejor forma de continuar siendo una estrella es salir de tu camino para no ser uno.
Yo no sé qué pensar. Lo que está claro es que este es un grupo más que juega a la provocación y puede que le haya salido bien. Pero ¿Acaso no lo hicieron los Pistols, los adam and the ants, y otros muchos en los ochenta?
