Wolf Alice se convierte en la mejor banda británica

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Wolf Alice y el poder de The Clearing

Cuando Wolf Alice se convierte en la mejor banda británica

La historia secreta de cómo un grupo halló su identidad

Estamos en septiembre de 2025, en Londres. Wolf Alice acaban de publicar The Clearing, su cuarto disco, y con él afirman por fin una identidad musical sólida, confiada y descaradamente propia. Lo que antes fue incertidumbre, impaciencia y dudas existenciales, hoy se transforma en certeza: la banda suena más cohesionada, más libre y más grande que nunca, lista para llenar estadios sin renunciar a la intimidad de un pub.

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Origen: Britain’s Best Band? Wolf Alice are owning the title

El vértigo de llegar al cuarto disco

Siempre me ha fascinado cómo los grupos llegan a ese punto de inflexión en el que ya no basta con sobrevivir. Wolf Alice lo sabe bien: tras la tormenta pandémica que marcó Blue Weekend, con encierros, grabaciones a distancia y giras en suspenso, flotaba la duda de si esa iba a ser su última palabra. Joel Amey lo admitía sin tapujos: “empecé a pensar que sería lo último que haríamos”. Y, sin embargo, lo que siguió fue un renacer.

Theo Ellis lo cuenta casi con alivio: “Por primera vez sentí que esto podía ser para siempre”. Ese cambio de chip, esa aceptación de que no estaban simplemente resistiendo sino construyendo algo duradero, marca todo el espíritu de The Clearing.

Ellie Rowsell lo resume con ironía: “Estoy en mis treinta, tal vez ya no vaya a la universidad”. Lo dice medio en broma, pero el fondo es claro: Wolf Alice ya no es una aventura improvisada, sino un oficio, una vida entera.


Reinventarse sin perder el ADN

Cuando volvieron al estudio, ya no valía repetir fórmulas. Las primeras maquetas sonaban a déjà vu, hasta que decidieron desmontar todo y escribir a guitarra acústica, con letras garabateadas en un rollo de papel enorme. El lema era menos es más.

Pero cuidado: The Clearing no es un disco desnudo. Al contrario, suena más grande, más teatral, más nítido. Lo que ha cambiado es la manera de concebir las canciones: menos capricho, más coherencia. “Queríamos algo cohesivo, con sentido como álbum”, dice Rowsell. El resultado es una obra que respeta por fin la tradición del disco como relato completo, sin meter canciones que rompan el tono, aunque fueran brillantes.

Inspiraciones inesperadas

Las referencias sorprenden: Fleetwood Mac y su dulzura pop, The Beatles en su etapa más juguetona, incluso un aire de musical. “Una vez que te permites ser un poco cursi, ya pones el listón”, ríe Ellie. Y es verdad: en Thorns, canción de apertura, se cuela esa mezcla de grandilocuencia y autoironía que recorre el álbum entero.


Ellie, entre humor y libertad

Las letras de Rowsell han dado un salto. Antes se debatían entre el desconcierto y la rabia juvenil; ahora, sin renunciar a esas emociones, transmiten calma y confianza. Incluso humor. “A veces olvidamos que también se pueden escribir canciones divertidas”, recuerda Joel Amey.

Ahí está Bloom Baby Bloom, que arranca con un provocador “baby man” y combina falsetes glam con una fragilidad deliberada: un desafío a las expectativas de lo que “debe ser” una cantante de rock.

En Play It Again, la cantante se ríe del miedo a envejecer en la música, para acabar proclamando que quiere “envejecer con entusiasmo”. Y Just Two Girls destila amistad y risas, sin complejos. ¿El resultado? Canciones que, sin abandonar la introspección, respiran ligereza.


La pertenencia como himno

Entre las joyas del disco brilla White Horses, nacida de la pluma de Joel. Habla de raíces y de esa familia que uno elige: los amigos, la banda, la gente que te acompaña. No es casual que Joel lo vincule a su propia historia familiar y a la idea de que lo importante no es tanto el origen como el presente compartido.

En directo, se convierte en un canto de pertenencia. Muy Wolf Alice. Muy de ese espíritu de pandilla que los acompaña desde el principio.


Arena rock sin dejar el pub

Y aquí llega lo llamativo: mientras se preparan para llenar el O2 Arena, Wolf Alice no olvidan que empezaron soñando con vender entradas en el Old Blue Last de 150 personas. La proporción es brutal: 133 veces más grande.

En cada ticket para su gira de arenas destinan una libra a la organización LIVE, que apoya a salas y artistas emergentes en el Reino Unido. “Sería terrible que la música se convirtiera en un deporte de ricos”, advierte Joff Oddie. Y lo dice con razón: sin esos espacios pequeños, nunca habría existido Wolf Alice.

“Traer gente junta es el privilegio más grande de ser una banda.”


Cambio de rumbo: del indie al gigante

Otra decisión audaz fue dejar el sello Dirty Hit, que los acompañó en sus primeros pasos, y fichar por Columbia Records, la casa de Beyoncé y Oasis. En paralelo, viajaron a Los Ángeles para grabar con Greg Kurstin, productor de Adele y Foo Fighters. Una jugada estratégica, sí, pero también creativa: Greg supo destrabar canciones que parecían imposibles, como Thorns.

El salto se refleja en el escenario. Tras acompañar a Harry Styles en su gira europea, se convencieron de que podían –y debían– jugar en ligas grandes. Ellie lo cuenta sin rodeos: “me aburrí de pensar ‘algún día lo haremos’ y decidí que el momento era ahora”.


Tabla comparativa: evolución de Wolf Alice

Álbum Año Productor principal Clave sonora Momento clave
My Love Is Cool 2015 Mike Crossey Indie rock expansivo, grunge suave Mercury Prize 2018
Visions of a Life 2017 Justin Meldal-Johnsen Psicodelia, agresividad y melancolía Consolidación internacional
Blue Weekend 2021 Markus Dravs Melodías cinematográficas en pandemia Headline Latitude Festival
The Clearing 2025 Greg Kurstin Cohesión pop-rock con humor y claridad Gira de arenas, O2 Arena

Más que un título honorífico

Los titulares ya lo repiten: “La mejor banda británica”. Pero Theo es cauto: “no se trata de creérselo, sino de afrontar las oportunidades con convicción”. Hay modestia, sí, pero también un convencimiento: tienen las canciones, la experiencia y la energía para estar ahí.

El O2 no es el final del camino, es simplemente “un experimento creativo”. Y después, quién sabe: Reading & Leeds, un regreso apoteósico en Finsbury Park, o quizás algo inesperado.


By Johnny Zuri

El rock sigue siendo eso: una mezcla de arrogancia y fragilidad. Wolf Alice lo demuestra al gritar que están listos para todo, pero sin dejar de mirarse en el espejo con ironía.


Preguntas frecuentes (FAQ)

¿Qué significa The Clearing en la carrera de Wolf Alice?
Es el disco donde consolidan una identidad más cohesionada, madura y confiada, sin dejar de ser experimentales.

¿Cómo se diferencia de Blue Weekend?
Mientras Blue Weekend fue un álbum marcado por la pandemia y el encierro, The Clearing transmite libertad, humor y cohesión sonora.

¿Quién produjo el nuevo álbum?
Greg Kurstin, conocido por trabajar con Adele y Foo Fighters.

¿Por qué cambiaron de sello discográfico?
Dejaron Dirty Hit y ficharon por Columbia Records para dar un salto internacional y contar con más recursos.

Wolf Alice siguen tocando en salas pequeñas?
Sí, pese a su gira de arenas, mantienen compromisos con locales íntimos y apoyan el circuito independiente con donaciones.

Qué temas aborda Ellie Rowsell en las letras?
Habla de identidad, pertenencia, amistad, humor y el paso del tiempo, con un enfoque más ligero y confiado que en discos anteriores.

Por qué se les llama “la mejor banda británica”?
Por su capacidad de combinar autenticidad, innovación y conexión con el público, tanto en pequeños locales como en grandes estadios.


Y ahora la incógnita queda abierta: ¿serán capaces de mantener esa magia pandillera cuando llenen estadios enteros? ¿O el secreto de Wolf Alice es que nunca dejaron de sonar como si estuvieran todavía en aquel bar de 150 personas?

JOHNNY ZURI

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