Una concesión por la parte de la discográfica rindió sus frutos: durante su carrera, Enya vendió prácticamente ochenta millones de discos y se transformó en la artista irlandesa que más colectó, después de U2. Lo atractivo es que su música se transformó en homónimo de la ola new age.
mayo 2020
Esta movida tuvo su epicentro en los años noventa y es famosa universalmente por su nombre -de esta manera, sin apellido, como ocurre con las grandes estrellas-, es poquísimo lo que se sabe sobre ella. Y es que, el romance entre Enya y su público empezó mucho antes que el éxito de un artista se midiese conforme a la cantidad de seguidores en las redes sociales y en las reproducciones que sus creaciones cosechan en las plataformas en línea.
Esta enigmática mujer, que mezcló la música celta, canciones tradicionales de su tierra y le sumó coros que remiten a otras temporadas, edificó una fortuna sin salir nunca de Gira y escogiendo meticulosamente sus apariciones públicas. Tanto, que desde hace más de veinte años vive recluida en un fantástico castillo.
Para eludir ser víctima de algún género de ataque y tras un año de algçun percance, Enya desembolsó más de tres millones de dólares americanos para adquirir un castillo del pueblo de Killiney. Ya antes famoso como «Castillo Ayesha» o bien «Castillo Victoria».
Se trata de una construcción de ocho habitaciones que llamó su atención de forma inmediata, mas pasaría un tiempo hasta el momento en que pudiese mudarse en él. Y en dos mil cinco su castillo ya había sido bautizado «Mandeley», en honor a Rebeca , la novela de Daphne du Maurier que Alfred Hitchcock llevó al cine en mil novecientos cuarenta.
Pese a que sus vecinos del pueblo aseguran que no es frecuente verla paseando por las calles, Enya cuenta con la compañía de 2 de las personas más esenciales de su vida. Con ellos graba, mezcla y compone, sin salir de su castillo.
Ya antes de mudarse, la vida de Enya había transcurrido en su pueblo, Gweedore, donde vive su familia y donde se halla el estudio Aigle Records, que creó al lado de Ryan.
«La música es lo que vende, no. Y siempre y en toda circunstancia lo quise de esta forma, por el hecho de que soy exageradamente recelosa de mi intimidad. Bastante gente podría meditar que es imposible lograr el éxito sin una vida pública. Están equivocados», le afirmaba al Times, en mil novecientos noventa y cinco.
Sus progenitores la mandaron a un convento a estudiar música cuando era pequeña, y desde ese instante siempre y en todo momento vivió sin compañía.
[…] música se convirtió en homónimo de la ola new age. Y es que, el romance entre Enya y su público comenzó mucho ya antes que el éxito de un artista se midiera de conformidad con la cantidad de […]