El Bourbon Festival mezcla raíces, guitarras vintage y sonido futurista

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¿Puede Zaragoza ser la capital europea del rock americano?

El XXX Bourbon Festival mezcla raíces, guitarras vintage y sonido futurista

Es octubre de 2025 en Zaragoza y el aire ya huele a válvulas calientes, a bourbon y a noches largas. En pleno otoño, la ciudad se transforma en un escenario continuo: once fechas que convierten al XXX Bourbon Festival Zaragoza en un rito urbano, un ciclo musical que se estira entre octubre y noviembre como un puente entre tradición y futuro. El epicentro es el Rock & Blues Café, esa sala de madera que suena a crudo directo, pero que ahora experimenta con tecnologías inmersivas de audio como si hubiera salido de una novela de ciencia ficción. El resultado: un pequeño templo donde el rock americano en Zaragoza se siente tan natural como si hubiera nacido aquí.

¿Cómo suena un festival que combina guitarras vintage y tecnologías futuristas?

La respuesta está en el ambiente. Rock de raíces, soul vintage, blues y country llenan la sala, pero no es solo un viaje al pasado. Lo que ocurre en este festival es un diálogo permanente entre sonido analógico y nuevas tecnologías de audio inmersivo, una estética retrofuturista que transforma cada concierto en experiencia.

No es casualidad: la programación busca esa tensión. El público escucha guitarras Rickenbacker, amplis boutique de 20 vatios y microfonía de válvulas, pero al mismo tiempo siente cómo un solo de guitarra parece volar de un lado a otro del local gracias a sistemas binaurales o incluso L-ISA. Un pie en los años setenta, otro en 2030.

«Tradición sí, pero mirando al futuro»: esa podría ser la frase que mejor define lo que pasa aquí cada otoño.


Robert Finley, Carolyn Wonderland y Lilly Hiatt: tres formas de entender el futuro

El cartel tiene peso propio.

  • Robert Finley, el carpintero de Louisiana que grabó su primer disco a los 63 años, llega con su guitarra negra y un equipo que mezcla válvulas viejas y procesamiento digital. Lo suyo no es nostalgia, es crudeza y sabiduría.

  • Carolyn Wonderland, texana hasta la médula, domina su Gibson Blueshawk con pastillas P-90 y un amplificador artesanal Alpha-20 de Austin. “Más cremoso que un Princeton”, dice entre risas. Sus pedales son pocos, pero decisivos: un Tube Screamer, un overdrive Sex Drive y un Cathedral de reverb. Simplicidad hecha arte.

  • Lilly Hiatt, heredera del apellido, pero dueña de su propio camino. Su Rickenbacker 360 resuena con fuzzes shoegaze y aires de REM. Lo suyo es mirar atrás con respeto, pero avanzar sin pedir permiso.

En conjunto, estos nombres construyen un mapa sonoro que va del blues más áspero al country atmosférico y al rock alternativo con raíces.

ARNAU AND THE HONKY TONK LOSERS Cartel bourbon Untitled 1


Sol Lagarto y Sex Museum: la historia española que completa el círculo

Hace falta músculo local para que un festival tenga alma. Aquí entran dos clásicos.

Sol Lagarto, tras siete años de silencio, vuelve con la fuerza de quien ha compartido escenario con Whitesnake o M-Clan. Más de 800 conciertos les avalan. Su regreso, el 1 de noviembre, promete ser uno de esos momentos que quedan tatuados en la memoria colectiva.

Sex Museum, por su parte, cierran el festival el 22 de noviembre con cuarenta años de historia. Empezaron en la movida madrileña, mutaron hacia un hard rock setentero y hoy siguen sonando igual de peligrosos. Cuando Deep Purple los eligió como teloneros, no fue por casualidad. Aquí en Zaragoza, su nombre es sinónimo de culto.


¿Por qué el Bourbon Festival es distinto a cualquier otro ciclo musical?

Primero, por la accesibilidad: seis conciertos son gratuitos, cinco cuestan entre 15 y 25 euros. Esto abre la puerta a curiosos, a quienes nunca han pisado un concierto de blues o country. Conciertos gratis Zaragoza no significa baja calidad: significa comunidad y descubrimiento.

Segundo, por la curaduría: la mezcla justa entre artistas internacionales y referentes nacionales crea equilibrio. Cada noche es distinta, pero el conjunto funciona como un relato continuo.

Tercero, por el espacio: el Rock & Blues Café no es una nave industrial ni un macroestadio. Su aforo de 200 personas genera intimidad, piel con piel. Aquí se oye hasta cómo cruje la madera de la guitarra antes del primer acorde.


«El sonido del futuro se construye sobre cimientos de válvulas»

La frase no es mía, la escuché a un ingeniero que trabaja con sistemas binaurales. Y tiene razón. El audio inmersivo, con sus algoritmos que engañan al cerebro para percibir un espacio tridimensional, parece magia. Pero lo que le da sentido es lo humano: el calor de un ampli de válvulas, la vibración de una cuerda de acero.

Lo retro y lo futurista no se pelean; se complementan. Esa es la estética del festival.


Boutique builders: los artesanos que redefinen el futuro del sonido

En un mundo dominado por la producción en serie, aquí suenan equipos que llevan el sello de boutique builders: artesanos obsesionados con cada condensador y cada válvula.

Marcas como Matchless, que iniciaron la fiebre en los noventa con su DC-30, o nuevos nombres como Tone I/O, Durham Electronics o Milkman Sound, marcan la pauta. No se trata de lujo caprichoso, sino de precisión: amplis que responden mejor a pedales, que suenan igual de bien a volumen bajo o alto, que transforman una sala pequeña en un universo sonoro.

Imaginen una futura edición del festival donde estos fabricantes traigan demos, charlas y pruebas en directo. Zaragoza como escaparate internacional. No suena tan loco, ¿verdad?


¿Puede Zaragoza posicionarse como la capital europea del rock americano?

La pregunta flota en cada concierto.

Zaragoza no compite en tamaño con Londres o Berlín, pero sí en coherencia:

  • Una sala con más de 20 años de historia.

  • Un festival con continuidad y una programación sólida.

  • Precios accesibles y mezcla de artistas consagrados y emergentes.

  • Y sobre todo, una apuesta por el rock americano en Zaragoza como seña de identidad.

En los últimos años, por aquí han pasado nombres como Danko Jones, Nikki Hill o Imelda May. Ahora, con once fechas que funcionan como un calendario iniciático, la ciudad se siente capital de algo que no se compra ni se impone: de un espíritu internacional que sigue latiendo en cada acorde de guitarra.


«Lo retro no es nostalgia, es una máquina del tiempo»

Johnny Zuri


¿Qué impacto tienen los conciertos gratuitos frente a lo digital?

Hay un detalle que me parece crucial: la competencia con propuestas electrónicas o cyber. Los jóvenes hoy tienen mil opciones en un clic. Pero un concierto gratuito de blues en una sala pequeña puede cambiar una vida. Puede ser la chispa que lleve a alguien a descubrir guitarras vintage, discos de vinilo, o incluso a aprender a tocar un instrumento.

La estrategia del festival es clara: atraer con la gratuidad, enamorar con la experiencia. Porque al final, ningún algoritmo de recomendación puede sustituir el sudor y la electricidad de una guitarra sonando a dos metros de ti.


La estética retrofuturista como declaración

El XXX Bourbon Festival no es un homenaje a lo viejo, ni una obsesión por lo nuevo. Es un puente. Los amplis de boutique conviven con audio inmersivo, las guitarras clásicas se amplifican con tecnologías punteras.

No es casual que artistas como Wonderland usen guitarras de los 90 con amplificadores artesanales del siglo XXI. O que Finley grabe en cinta analógica y procese digitalmente con Dan Auerbach.

El festival dice algo muy simple: el futuro del rock americano no se decide en un laboratorio frío, se escribe en escenarios pequeños, con madera, válvulas, auriculares y pasión.


«La tradición no está en el pasado; está en la manera de tocar hoy»

Johnny Zuri


¿Y si el futuro del rock americano se decide en Zaragoza?

La idea suena provocadora, pero no imposible. El modelo funciona: continuidad, riesgo controlado, accesibilidad, calidad. Si se suman colaboraciones con boutique builders y marcas punteras de audio, el ciclo musical Zaragoza podría convertirse en referencia continental.

Zaragoza no sabía que podía ser capital del rock americano, pero lo está demostrando. Y todo ocurre entre octubre y noviembre de 2025, en una sala donde las guitarras vintage conviven con un futuro aún por inventar.


«En Zaragoza, el futuro del rock americano ya ha empezado»

Johnny Zuri

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JOHNNY ZURI

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