Me ha llamado la atención, poderosamente, un extenso artículo cuyo enlace os adjunto y cuya lectura os recomiendo, sobre el jazz espiritual. Os cuento un poco para ir abriendo boca. Era el verano de 1965 en medio del movimiento de derechos civiles, con las tensiones raciales estallando en el barrio de Los Ángeles de Watts, y con resultado de 34 muertes y cientos de edificios destruidos y miles de detenciones.
Así es una parte de la HISTORIA DE LA MUSICA: Spiritual Jazz
A raíz de estos graves disturbios de Watts, un estudiante de UCLA, Ron Karenga, imaginó una fiesta llamada Kwanzaa que incorporaría tradiciones swahili africana y árabe para así dar a los negros la oportunidad de celebrar su historia en lugar de simplemente imitar a la sociedad dominante.
No fue la única alternativa de este sentido en oposición al cristianismo dominante de los Estados Unidos de la época. La Nación de Elijah Muhammad, el Islam, fue en ascenso, junto con ideas de misticismo oriental. Durante los años 60 hubo una revolución religiosa que acompañaba a los cambios sociales, sexuales, raciales y culturales en marcha.
Al mismo tiempo el arte afroamericano se reflejaba en la música, también: el Jazz empezó a empujar contra todas las restricciones, en forma de cambios de acordes, contra los ritmos predeterminados, las melodías clásicas, a fin de reflejar mejor la búsqueda de la libertad en todas sus formas.
Huyendo de los Tin Pan Alley que habían definido el género, ahora reinaba el caos, el ruido y el tumulto. Pero en medio del desorden en la calle y en la música también hubo una especie de búsqueda de la espiritualidad, una búsqueda de comunión con lo divino.
Esta exploración musical fue personificada por el saxofonista tenor John Coltrane, cuyo álbum de 1,965 “A Love Supreme” fue concebido como una humilde ofrenda a Dios. Coltrane pronto comenzó a romper los límites del jazz con álbumes como OM, Meditaciones, y ya del todo con su música de 1966, que contaba con una improvisación colectiva con una banda de 11 piezas que incluía lo principal de lo que vendría a llamarse “The New Thing” en el jazz.
Surgieron al calor de esto muchas nuevos artistas de jazz que se esforzaron por hacer un trabajo trascendental. Algunos abrazaron el sonido sagrado de la iglesia Bautista del Sur, con sus gritos de éxtasis incluídos, mientras que otros se lanzaban a crear un sonido Panafricano o buscaban la iluminación en las prácticas esotéricas del Sudeste Asiático, la meditación trascendental y el yoga, por ejemplo.
Todo este sonido ha salido nuevamente a la luz gracias al trabajo de Kamasi Washington, y también por las producciones electrónicas de artistas como Four Tet y Caribou.
Pero no me enrollo más, os dejo con un interesante repaso al jazz espiritual en: Astral Traveling: The Ecstasy of Spiritual Jazz | Pitchfork
UN VÍDEO PARA ENTENDER MEJOR