Se han hecho muchos homenajes a David Bowie. Y los que quedan.
LOS DISFRACES DE DAVID BOWIE
Hace medio año que David dejó este mundo poco después de dar a luz su último disco, una obra de arte que, a poco que la escuches, rezuma sensaciones inexplicables en la frontera de este mundo. El 1 de julio fue uno de esos homenajes en Madrid, y tuvo lugar en el Real Jardín Botánico. El día 2 fue otro en Barcelona, y en la Sala Razzmatazz.
Henry Hey, director musical y también músico de estudio de Bowie dice que él siempre hizo aquello que quiso hacer. Musicalmente se dejó llevar siempre por su instinto y su capricho. Por eso se sentía tan a gusto en su música, sus composiciones, sus personajes y sus disfraces. Como buen camaleón, el disfraz le quedaba que ni pintao.
Menudo era Bowie para no hacer lo que le diera la gana. Cualquier artista de verdad lo hace. Un artista no se deja enseñar en academias de triunfadores ni se deja de llevar por tendencias o por maestrillos de tres al cuarto que le digan si da o no el perfil. Hey y Bowie se encontraron gracias a Visconti para su penúltimo álbum, aquél genial The Next Day, del 2012. Fue su penúltimo disfraz de humano.
Le gustó tanto la experiencia que se quedó y dirigió musicalmente Lazarus, ese musical inspirado en una película de ciencia ficción de los años setenta titulada “The Man Who Fell to Wearth”. Bowie lo estrenó en diciembre del 2015 en la ciudad de Nueva York. Honrado de que David le pidiera hacer este trabajo. Por eso Hey quiere pasear el musical por todo el mundo.
Juntémonos con Bowie fue genial, en Madrid, y me cuentan que, como no podía ser de otra manera, también en Barcelona. Participan en estos eventos los mismos músicos y productores que alguna vez han trabajado con Bowie. Mark Plati, Everett Bradley y otros.
Bowie era un devoralibros, un personaje hábil e inteligente, y tenía un enorme respeto por los demñas artistas. Se quitaba el sombrero ante aquellos que él sentía se movían en el terreno de lo novedoso. Era un magnífico compositor, arreglista, tocaba el piano, el saxo, también la guitarra.
Mutaba constantemente en cada uno de sus nuevos trabajos. Se disfrazaba de un nuevo personaje cada vez que sacaba un nuevo disco o participaba en una nueva película. Pero nunca fue un disfraz de sí mismo. Curiosamente, este artista polifacético y camaleónico es uno de los más auténticos que ha dado la música.