Astronoid Stargod: metal futurista con alma vintage
La gravedad de Astronoid Stargod: un viaje entre luz, duelo y sintetizadores
Cuando el metal mira a las estrellas y encuentra humanidad
Estamos en noviembre de 2025, en Massachusetts. Astronoid Stargod no es solo un álbum de metal futurista: es un manifiesto sonoro donde el blackgaze se funde con sintetizadores analógicos y un relato íntimo sobre la mortalidad. Es brillante, doloroso y humano; un viaje que suena a espacio profundo y, a la vez, al corazón que late dentro de un casco de astronauta.
¿Cómo suena el equilibrio entre lo retro y lo futurista?
Hay algo en Stargod que no encaja con el calendario. No es un disco de 2025, pero tampoco de 1986. Se siente como si ambas décadas hubieran decidido coexistir en un mismo compás. Astronoid —ese trío de Massachusetts que lleva una década desafiando etiquetas— suena aquí más depurado, más claro, pero también más emotivo.
El truco está en la paradoja: los sintetizadores analógicos que un día dominaron los estudios de Van Halen 5150 o Depeche Mode se reencuentran ahora con cadenas de producción digital que hacen temblar cualquier DAW. Esa conversación entre voltaje y software es lo que define el carácter de Stargod.

“No hay conflicto entre lo analógico y lo digital; hay diálogo.”
Los Moog, Prophet y módulos Eurorack rugen como bestias viejas, mientras los plug-ins de última generación los traducen al idioma del presente. El resultado: un muro de sonido que respira. No es un bloque, es un organismo vivo.
Menos distorsión, más tomas: la sabiduría de Jerry Finn
Brett Boland, Daniel Schwartz y Casey Aylward parecen haber heredado una lección que Jerry Finn dejó grabada en el ADN del rock moderno: “la emoción no se produce en el plugin, sino en la toma correcta.”
Esa filosofía se nota. En lugar de saturar guitarras hasta convertirlas en ruido blanco, Astronoid graba múltiples tomas limpias, ligeramente divergentes, y las entrelaza en mezcla. Luego dejan que la compresión con release rápido —ese toque Finn— conserve el golpe y la respiración.
El resultado es lo que algunos llaman dream-thrash, pero sería más justo describirlo como un meteorito envuelto en terciopelo.
“Third Shot” es el ejemplo perfecto: armonías que flotan como drones sobre una batería que no golpea, sino empuja hacia adelante. El estribillo llega limpio, transparente, pero con una energía de estadio. Ahí está el metal, pero también está el pop. Y cuando ambos se cruzan, el brillo se vuelve adictivo.
El duelo como motor y no como tumba
“Love Weapon” y “Depressed Mode” no son canciones de tristeza, sino de reconstrucción. Se nota la herida —la banda ha atravesado pérdidas reales—, pero también se nota la decisión de no quedarse en la oscuridad.
Aquí entra la neurociencia, sí, pero sin pretensiones: estudios recientes demuestran que la música triste que coincide con nuestro estado emocional activa zonas cerebrales que ayudan a procesar el dolor. Eso hace Stargod: te permite llorar sin hundirte.
Cuando Brett canta “we are falling but still awake”, no está haciendo poesía barata. Está describiendo una forma de catarsis. La voz —limpia, centrada, casi flotante— funciona como una guía emocional entre capas de guitarras que parecen auroras boreales.
“No es música para estar triste. Es música para atravesar la tristeza.”
By Johnny Zuri
Hay discos que no te curan, pero te enseñan a cicatrizar sin olvidar. Stargod es uno de ellos.
Ciberespíritus y ritmos desalineados
El universo de Stargod está lleno de señales de radio. Referencias a Twilight Zone, dilemas de IA, y esa estética cyber que parece sacada de una ciudad de neón donde cada beat es una alarma.
“Depressed Mode” suena a software colapsando; “Dream Protocol ’88”, a una simulación que cobra conciencia. Los ritmos no están perfectamente alineados: hay micro-latencias, ligeros desfases que provocan una sensación de gravedad artificial. Es deliberado.
En lugar de programar una cuadrícula perfecta, Astronoid deja respirar el error humano dentro del entorno digital. Ahí radica su secreto: el groove no viene del click del metrónomo, sino del pulso que se escapa de él.
El lenguaje de la máquina emocionada
Los sintetizadores aquí no suenan fríos. Suenan vivos. Lo que Depeche Mode usaba para representar alienación, Astronoid lo usa para expresar comunión. Los cables, los filtros, los osciladores… todos vibran como si entendieran el duelo.
“El sonido futurista ya no es promesa: es nostalgia por un futuro que nunca llegó.”
El directo como arquitectura del espacio
Astronoid no graba para sonar bien en auriculares. Graba para llenar salas. Y eso se nota. Para quienes quieran replicar ese muro de sonido híbrido, la clave está en la configuración dual:
| Elemento | Solución analógica | Complemento digital |
|---|---|---|
| Sintetizadores | Moog Subsequent 37, Prophet-6 | Plugins Arturia, Omnisphere |
| Guitarras | Amplis Fender + Marshall combinados | Simulaciones Neural DSP |
| Reverbs | Placa EMT-140 real | Reverb Valhalla + impulse responses personalizados |
| Batería | Kit acústico + triggers | Secuenciador Ableton para micro-ajustes de tempo |
| Voces | Toma principal con Neumann U87 | Doubles afinados digitalmente con Melodyne suave |
El resultado es una pared que no aplasta, sino que flota. Una atmósfera en expansión. Lo que Finn habría hecho con cables y cinta, Astronoid lo hace con códigos y voltajes, sin perder el alma.
El eco de los ochenta bajo un cielo de 2025
Escuchar Stargod es como sintonizar una radio interdimensional: en una frecuencia suena INXS, en otra Pet Shop Boys, y entre ambas aparece un riff que podría haber grabado Tom DeLonge con un sintetizador modular.
Esa mezcla de aesthetic retro y vibras cyber no es un guiño: es la materia misma del disco. La nostalgia se vuelve arquitectura, no decoración. Los coros luminosos de “Embark” y “Arrival” cierran el ciclo con una especie de mantra espacial: todo termina, pero sigue viajando.
“Cada nota parece decir: la gravedad no mata los sueños, los mantiene en órbita.”
By Johnny Zuri
Si algún día los satélites sienten tristeza, probablemente suenen así: como Stargod enviando señales al infinito.
La estética del metal etéreo
Algunos lo llaman post-metal atmosférico, otros shoegaze metal, incluso hay quien prefiere el término space rock. Yo diría que es simplemente Astronoid: una banda que decidió que la brutalidad puede ser luminosa.
En un género donde la distorsión suele ser sinónimo de rabia, ellos la usan como herramienta de ternura. Cada golpe de batería es un latido, cada reverb una respiración.
El sello 3DOT Recordings (fundado por miembros de Periphery) les ofrece el terreno ideal para explorar sin miedo. Aquí el experimento no es pecado, es dogma.
“Stargod suena a un futuro que aún cree en la belleza.”
¿Por qué Astronoid Stargod importa más de lo que parece?
Porque demuestra que el metal puede evolucionar sin traicionar su energía. Que el pasado y el futuro no son opuestos, sino dos polos de un mismo impulso creativo. Y porque, en tiempos donde la emoción se mide en streams, Astronoid apuesta por el temblor humano detrás del algoritmo.
Al final del viaje, uno no sabe si Stargod habla de dioses cósmicos o de simples humanos intentando entender su propia mortalidad. Quizá ambas cosas. Pero lo que queda claro es que el sonido —esa mezcla de metal futurista, shoegaze, dream-thrash y melancolía luminosa— seguirá orbitando mucho después de que la última nota se apague.
Escucha Astronoid Stargod en su web oficial
FAQ
¿Qué es Astronoid Stargod?
Es el nuevo álbum del trío estadounidense Astronoid, editado por 3DOT Recordings en 2025, donde combinan metal etéreo, sintetizadores analógicos y una narrativa introspectiva sobre duelo y trascendencia.
¿Qué estilos mezcla el disco?
Blackgaze, shoegaze metal, post-metal atmosférico y space rock con influencias pop-ochenteras.
¿Cómo logran el sonido vintage con producción moderna?
Usan sintetizadores analógicos procesados en entornos digitales, grabaciones múltiples y mezcla tipo Jerry Finn (“menos distorsión, más tomas”) para mantener claridad sin perder fuerza.
¿De qué tratan las letras?
Exploran la mortalidad, la pérdida y la esperanza con un enfoque luminoso, sin dramatismo; una especie de duelo cósmico con final ascendente.
¿Qué canciones destacan?
“Third Shot” por su energía radiante, “Love Weapon” por su honestidad emocional y “Depressed Mode” por su atmósfera cyberpunk melancólica.
¿Qué referencias tiene el sonido?
Van Halen 5150, Depeche Mode, INXS, Pet Shop Boys, y la sensibilidad melódica de Tom DeLonge.
¿Dónde escuchar o seguir a la banda?
En su web oficial Astronoid y en plataformas digitales habituales.
By Johnny Zuri
La gravedad, al final, no es lo que nos hunde, sino lo que nos mantiene girando. Astronoid Stargod suena a eso: a la belleza de seguir cayendo con los ojos abiertos.
Top 10 Álbumes Blackgaze/Dream-Thrash que Definieron el Camino hacia Stargod
1. Deafheaven – Sunbather (2013)
El manifiesto moderno del blackgaze. Este disco cambió las reglas: guitarras expansivas con influencias shoegaze, screams desgarrados pero con narrativa emocional accesible, y una producción tan cristalina que podés distinguir cada capa. Si Astronoid es «dream-thrash», Sunbather fue el puente que demostró que el metal extremo puede ser luminoso sin perder intensidad.
2. Alcest – Écailles de Lune (2010)
El verdadero manifiesto blackgaze antes que Sunbather existiera. [Neige] consolidó aquí una producción masiva y moderna con guitarras cristalinas, arpegios limpios oníricos y screams de black metal conviviendo con canto etéreo tipo Cocteau Twins. La influencia directa sobre Astronoid es innegable: ambos construyen océanos de sueños donde el oyente se sumerge sin resistencia.
3. Lantlôs – .neon (2010)
Con [Neige como vocalista invitado], este álbum alemán fusiona post-rock, shoegaze, noise rock y black metal con una conciencia musical impresionante. El tono de distorsión está perfectamente balanceado: ni hielo puro ni modernidad aplanada. Las guitarras reverberadas suenan como si vinieran de una noche insomne. Si Stargod tiene esa textura nocturna cyber, .neon fue uno de los primeros en mapear ese territorio.
4. Astronoid – Air (2016)
El debut que [inventó (o al menos popularizó) el término «dream thrash»]. Aquí es donde Brett Boland y su equipo establecieron las reglas: metal atmosférico con vocales limpias flotantes, guitarras en capas que suenan a post-metal pero con aceleración thrash, y una sensación de grandeza espacial sin pretensión. Es el álbum que hizo que la gente dijera «¿esto es metal o es shoegaze?» y la respuesta fuera «sí».
5. Weakling – Dead as Dreams (2000)
[El OG del blackgaze]. Antes que Deafheaven, antes que Alcest consolidara su sonido, [Weakling] estaba en California creando pistas de 15 minutos donde el black metal se derretía en atmósferas post-rock sin miedo. Las voces torturadas y la ausencia de concesiones comerciales lo hacen crudo y visceral, pero sentó las bases de todo lo que vino después.
6. Ghost Bath – Moonlover (2015)
Polémica por acusaciones de plagio estilístico a Deafheaven, pero [Moonlover] tiene canciones sólidas que capturan esa estética de tristeza épica bañada en reverb. La producción es pulida, casi pop en su claridad, lo que la hace una referencia directa si querés entender cómo el blackgaze puede sonar «comercial» sin traicionarse.
7. MØL – Jord (2018)
[Blackgaze danés] que logró un equilibrio perfecto entre agresividad y melodía. Firmados por Nuclear Blast, tienen una producción moderna que rivaliza con Astronoid en claridad vocal y capas de guitarra. Si Stargod te engancha, Jord es su primo escandinavo.
8. Holy Fawn – Death Spells (2018)
[Post-metal/shoegaze con dinámicas brutales]. Holy Fawn oscila entre susurros ambientales y explosiones de distorsión que te golpean el pecho. La canción «Seer» es pura ensoñación, y su capacidad para mantener tensión atmosférica sin caer en clichés doom los coloca en conversación directa con Astronoid.
9. An Autumn For Crippled Children – Lost (2016)
[Blackgaze con tintes de post-punk ochentero], casi como si The Smiths hubieran decidido tocar black metal. La melancolía aquí es nocturna y urbana, no cósmica. Un contraste perfecto para entender que el blackgaze no siempre mira al cielo; a veces mira la acera mojada bajo neones.
10. Amesoeurs – Amesoeurs (2009)
[El proyecto de Neige (Alcest) antes de Alcest], fusionando post-punk, shoegaze y black metal con una oscuridad urbana que predijo todo el movimiento. Es más crudo, más sucio que Écailles de Lune, pero fundamental para entender cómo el blackgaze nació de la angustia moderna, no del escapismo.
Top 5 Álbumes de Producción/Influencia que Astronoid Reconoce Directamente
11. Van Halen – 5150 (1986)
[El primer álbum de Van Halen con Sammy Hagar], y donde Eddie Van Halen integró sintetizadores masivos sin sacrificar el tono de guitarra que lo hizo leyenda. Los sintetizadores aquí no son adorno; son arquitectura sonora. Astronoid toma esa lección: el synth puede ser tan fundamental como el riff. La producción es brillante, directa, con ese brillo ochentero que nunca suena artificial.
12. Depeche Mode – Violator (1990)
El pico absoluto del synth-pop oscuro. Aquí los sintetizadores analógicos transmiten emociones humanas crudas: angustia, deseo, melancolía. La máquina ya no es fría; es el espejo del alma. Astronoid hereda eso: sus synths no decoran, confiesan. «Enjoy the Silence» es la prueba de que menos distorsión y más espacio emocional puede ser devastador.
13. Blink-182 – Enema of the State (1999)
[Producido por Jerry Finn], este álbum demostró que el pop-punk podía sonar masivo, cristalino y emocionalmente directo sin perder rebeldía. La filosofía de [Finn]—menos distorsión al grabar, más tomas hasta capturar el tono correcto, compresión con ataque lento para preservar transitorios—es exactamente lo que Astronoid aplica en Stargod. La voz de Brett Boland flota al frente igual que la de Tom DeLonge: legible, vulnerable, urgente.
14. INXS – Kick (1987)
Rock con pulso electrónico, grooves sintéticos y vocales que suenan a la vez humanas y procesadas. «Need You Tonight» es puro funk cyber con alma analógica. Astronoid toma esa hibridación: ritmos que parecen programados pero que respiran como si los tocara un humano.
15. Pet Shop Boys – Actually (1987)
[Synth-pop británico en su máxima expresión]: melodías pegajosas, letras introspectivas, producción impecable donde cada sintetizador tiene su lugar en el espectro. «It’s a Sin» es melancolía procesada a través de máquinas que brillan. Astronoid captura ese equilibrio: el brillo no anula la tristeza; la amplifica.
Bonus: Top 5 Técnicas de Producción Híbrido Analógico-Digital que Definen el Sonido Stargod
1. Menos Distorsión, Más Tomas (Filosofía Jerry Finn)
[Finn] grababa a través de múltiples amplificadores, capturando el tono correcto antes de grabar, no en el mix. Eso significa que cada instrumento tiene su carácter natural intacto, y luego la mezcla puede construir capas sin saturar. Astronoid aplica esto: las guitarras distorsionadas conviven con limpias, y ambas son legibles.
2. Compresión con Ataque Lento, Release Rápido
[Esta técnica preserva los transitorios (el «golpe» inicial del sonido) pero permite que el cuerpo del sonido se recupere rápidamente]. Resultado: punch sin aplanar la dinámica. Es lo que hace que «Third Shot» suene tan impactante pero aireado.
3. Síntesis Híbrida Analógico-Digital
[Combinar osciladores analógicos (o emulaciones de alta calidad) con procesamiento digital] permite ese «grosor» vintage con la precisión moderna. Astronoid usa sintetizadores que suenan a 1986 pero con claridad de 2025.
4. Pared de Sonido Legible (Shoegaze Moderno)
[El shoegaze clásico era una niebla densa; el moderno es una niebla donde podés distinguir cada capa]. Eso requiere reverb y delay masivos, pero con ecualizaciones que evitan que se cancelen frecuencias. Astronoid domina esto: el muro existe, pero no aplasta.
5. Producción Espacial con Referencia Cyber
El concepto de «Dream Protocol ’88» sugiere un enfoque donde [la narrativa cyber (IA, protocolos, distopía futurista) moldea las decisiones rítmicas y de diseño sonoro]. Los tiempos no son perfectamente humanos; hay micro-variaciones que suenan como si la máquina estuviera luchando por mantener el tempo bajo presión sistémica.
