¿Solas es la canción que todos los padres deberían escuchar? La mejor canción de YOLANDA PORTILLO y SARA ROW conquista el corazón
Cuando escuché por primera vez «Solas», sentí un escalofrío recorrerme la espalda. No era solo una canción, era un susurro, una confesión hecha música, un espejo incómodo donde muchos padres podrían (y deberían) mirarse. Sí, YOLANDA PORTILLO y SARA ROW han creado algo más que un sencillo: han tejido una historia con notas y silencios que cala en el alma, una especie de oración moderna para quienes, quizás sin quererlo, han dejado marcas imborrables en sus hijos.
Hace tiempo que venía siguiendo el trabajo de estas dos artistas. Yolanda, con esa voz que puede quebrar el aire, y Sara, con una sensibilidad que parece tallada en cristal. Sabía que si algún día unían fuerzas, el resultado no sería menor que un terremoto emocional. Y aquí está: «Solas», disponible en todas las plataformas, esperando como un secreto al oído. Pero también, esperando provocar.
La canción no escatima. Habla del abandono, pero no del abandono físico que se resuelve con presencia, sino de ese abandono más insidioso, el emocional, el que te deja solo aunque duermas bajo el mismo techo. ¿Cuántas veces has sentido que tus padres estaban ahí, pero no estaban? Yolanda y Sara no ofrecen respuestas fáciles ni frases de autoayuda: ofrecen verdad cruda envuelta en melodías elegantes, sofisticadas, que rompen con el reguetón facilón y exploran un terreno más fresco, más contemporáneo, gracias a la impecable producción de Luca Germini.
«Queremos que ‘Solas’ resuene con todas aquellas personas que han sentido la soledad desde diferentes ángulos», dicen ellas. Y vaya si lo logran. Porque lo que podría ser solo un tema para corazones rotos, se convierte en un homenaje a la resiliencia, a la fuerza interna, al amor que uno aprende a darse cuando faltó en los primeros años. Pero también, nos pone frente a un espejo incómodo: ¿cómo estamos siendo como padres?, ¿qué heridas dejamos sin darnos cuenta?, ¿qué vacíos llenarán nuestros hijos con canciones como esta?
Un viaje musical entre el retro y el futuro emocional
Escuchar «Solas» es como entrar en un paisaje sonoro donde lo retro y lo futurista se abrazan. Sí, hay ecos de esas baladas clásicas que hablaban de amores rotos y familias disfuncionales, pero también hay una mirada moderna, casi cinematográfica, que lleva al oyente a preguntarse qué viene después del dolor. Germini logra con maestría que los arreglos suenen tan elegantes como una copa de vino en un club de jazz, pero también tan vibrantes como una noche eléctrica en las calles de una ciudad que nunca duerme.
“La música es el idioma de las cosas que no sabemos decir”. Escuché esa frase hace años, y vuelve a mí cada vez que una canción como esta me atrapa. Porque «Solas» no habla solo a los padres ni a los hijos; habla a cualquiera que haya sentido alguna vez ese vacío existencial que ni los abrazos ni las palabras logran llenar. Pero también, y aquí está lo sorprendente, ofrece una especie de redención: sí, estás solo, pero también eres fuerte; sí, te dejaron, pero también te tienes.
Entre lágrimas, ironías y esperanza
Confieso que mientras escuchaba el tema, no pude evitar una pequeña sonrisa irónica. Ah, las ironías de la vida: ¿cuántos padres, obsesionados con darlo todo materialmente, olvidan lo esencial? ¿Cuántos hijos, rodeados de regalos y pantallas, se sienten más huérfanos que nunca? «Solas» juega con estas tensiones, sin moralismos ni panfletos, dejando que cada uno saque sus propias conclusiones.
Hay algo profundamente humano en esta canción, algo que recuerda al refrán antiguo:
“No es más rico quien más tiene, sino quien menos necesita.”
Y en ese menos, en esa carencia, está el punto central de esta historia musical. Yolanda y Sara no se erigen en jueces ni salvadoras; simplemente comparten su vivencia, y en ese compartir, nos invitan a acompañarlas. Pero también, a reflexionar: ¿qué estamos dejando atrás mientras corremos hacia el futuro?, ¿quién nos espera cuando apagamos las luces del éxito, la rutina, las redes?
Frases para no olvidar
“El abandono más cruel es el que nadie ve.”
“A veces, la fuerza nace cuando ya no queda nadie que nos sostenga.”
Estas frases resuenan en mi cabeza mientras escribo. Son el eco de una canción que, como pocas, se atreve a hablar de las grietas familiares sin disfrazarlas. Porque «Solas» no es solo música: es una experiencia emocional, una invitación a detenerse, a mirar de frente lo que incomoda.
De la resiliencia al amor propio: una travesía sonora
No es casual que este sencillo haya sido producido por alguien como Luca Germini, conocido por evitar lo obvio y buscar siempre nuevas texturas. El resultado es una pieza que combina fuerza y fragilidad, elegancia y crudeza, pasado y presente. Pero también, y esto es lo que más me impacta, ofrece un espacio para que cada oyente haga su propia lectura. Algunos verán en “Solas” una historia de abandono; otros, un himno de superación; otros, un simple recordatorio de que nadie puede amarnos si no empezamos por nosotros mismos.
“La verdad espera. Solo la mentira tiene prisa.” (Proverbio tradicional)
Esa frase encaja perfectamente con lo que Yolanda y Sara nos entregan aquí: una verdad incómoda, dicha sin prisas, envuelta en notas que acarician y rasgan al mismo tiempo. Porque, al final, ¿qué es la música sino una forma de decir lo que no nos atrevemos a gritar?
Un sencillo que marca el presente y deja preguntas abiertas
Mientras el sencillo se abre camino entre las playlists y los algoritmos, uno no puede evitar preguntarse: ¿llegará a los oídos que más lo necesitan?, ¿provocará conversaciones en esas casas donde el silencio pesa más que las palabras?, ¿despertará memorias dormidas, reconciliaciones postergadas, abrazos pendientes?
«Solas» es mucho más que una canción bonita. Es un recordatorio de lo frágil que puede ser la conexión humana, de lo fácil que es perderse en medio de las obligaciones, de lo necesario que es detenerse a escuchar, aunque duela.
Y ahora te pregunto: ¿te atreverás a escucharla con el corazón abierto, aunque te confronte?, ¿te animarás a mirarte en ese espejo musical y preguntarte qué puedes cambiar hoy? Porque tal vez, solo tal vez, en ese acto de sinceridad comience algo nuevo. ¿Te atreves?