Marissa Nadler y el eco eterno del amor que se desvanece

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Marissa Nadler y el eco eterno del amor que se desvanece ¿Puede una canción medir la distancia entre dos almas?

Es agosto de 2025 en Nashville y Marissa Nadler camina entre luces bajas y sombras largas, como si supiera que el tiempo, en realidad, no se cuenta en días sino en canciones. Su nuevo sencillo Light Years acaba de salir al mundo y lo hace con la delicadeza de un suspiro atrapado en una habitación vacía. La voz de Nadler, suspendida sobre las cuerdas brillantes de un autoharpa, habla del amor que no muere de golpe, sino que se apaga lentamente, como esas velas que parecen extinguirse pero se resisten, quemando la última gota de cera.

No es un tema que se pueda abordar con prisa. Nadler lo sabe y por eso ha vestido la canción con imágenes que parecen flotar en la inmensidad del espacio: metraje de la NASA mezclado con fragmentos que ella misma filmó, dirigió y editó en su estudio de Nashville, y un único plano capturado por su viejo cómplice musical, Milky Burgess, en el que la vemos frente al fuego. En esta mezcla de lo cósmico y lo íntimo, uno no sabe si la historia se desarrolla en un rincón del universo o en la esquina silenciosa de una casa.

“Light Years” no llega sola. Viene precedida por Hatchet Man y New Radiations, esta última dando nombre al décimo álbum de Nadler, que se publica mañana bajo el sello Sacred Bones Records. El disco, producido por la propia Nadler y mezclado por Randall Dunn —cómplice de sonidos tan densos como los de Sunn O))) y Earth— se presenta en formato digital, CD y vinilo, listo para escucharse en Bandcamp y en todas las plataformas habituales.

«Hay amores que no mueren, solo se disuelven en el silencio.»

Hace tiempo que sigo la trayectoria de Nadler, y lo curioso es que, a pesar de la melancolía que recorre sus composiciones, hay en ellas una especie de optimismo secreto. Quizá sea porque en cada despedida, por triste que parezca, hay también un acto de libertad. Su anterior trabajo, The Path of the Clouds (2021) y el EP The Wrath of the Clouds (2022) ya exploraban territorios de misterio y despedida, pero New Radiations parece ir más lejos: es un mapa de constelaciones rotas, de amores que se alargan como ecos en un pasillo vacío.

En el vídeo de “Light Years” no solo escuchamos música; vemos el tiempo convertirse en imágenes. El espacio interestelar se convierte en una metáfora inevitable del amor que se aleja, cada vez más pequeño, hasta ser un punto de luz casi invisible. Y ahí está Nadler, contemplando ese horizonte inalcanzable, sabiendo que algunas distancias no se miden en kilómetros sino en emociones.

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de los escenarios europeos al largo regreso a casa

Nadler no se queda quieta. Hace poco anunció su gira por el Reino Unido y Europa, que abarcará del 30 de octubre al 21 de noviembre. Pero su horizonte va más allá: después de las fiestas regresará a la carretera en 2026 con una gira norteamericana que la llevará desde el 7 de febrero al 12 de abril por ciudades como Nashville, Oklahoma City, Chicago, San Francisco, Washington DC, Seattle, Denver, Providence, St. Louis, Dallas, Los Ángeles, Toronto, Montreal y muchas más. Toda la información, con cada fecha y ciudad, está disponible en su página oficial.

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Es tentador imaginar cómo sonará “Light Years” en directo. Si en estudio ya parece que flota entre capas de sonido etéreo, en vivo podría convertirse en una especie de trance hipnótico. Me pregunto si el público, al escucharla, sentirá la misma mezcla de nostalgia y belleza que deja la grabación, o si en un teatro lleno esa distancia emocional se acortará por un instante.

«A veces la música no consuela, solo te recuerda lo que perdiste.»

Hay un detalle que me gusta de esta etapa de Nadler: la independencia creativa. No solo canta y compone, también filma, edita, dirige. Controla su obra desde la raíz hasta el último brillo visual. En una época en la que todo se delega y se empaqueta, ella parece ir en sentido contrario, cuidando cada aspecto para que no se diluya su visión. Esa coherencia es rara y, quizá por eso, tan valiosa.

la lenta combustión de un disco

New Radiations no se presenta como un grito, sino como una combustión lenta. El autoharpa, instrumento que a menudo se considera más folclórico que moderno, adquiere en sus manos un carácter futurista, casi espacial. La mezcla de Dunn no suaviza esa sensación: la amplifica, envolviendo cada nota en una atmósfera que podría ser igual de cómoda en un planeta lejano que en una habitación oscura en mitad de la noche.

Me quedo pensando en el título “Light Years”. Años luz. Una medida de distancia tan grande que, incluso si viajas a la velocidad de la luz, tardarías años en recorrerla. ¿No es eso lo que sentimos a veces cuando el amor se enfría? No hay pelea, no hay drama: solo un alejamiento tan lento y constante que un día miras atrás y el otro ya está a otra galaxia.

«Quien no ha sentido el silencio del otro no sabe de distancias.»

Quizá por eso el vídeo mezcla imágenes de la NASA con planos domésticos. Porque el amor perdido es tanto un viaje hacia el espacio exterior como una caminata de madrugada por el pasillo de tu casa. Y en ambos casos, la sensación es la misma: no hay retorno fácil.

Mañana, cuando New Radiations esté disponible para todo el mundo, habrá quien lo escuche en vinilo, quizá con un vaso de vino y la luz baja, y habrá quien lo ponga en streaming mientras conduce por una carretera vacía. La experiencia será distinta, pero el eco de las canciones será igual de profundo.

Y en 2026, cuando Nadler suba a un escenario en alguna ciudad de Norteamérica, tal vez alguien en la primera fila recordará a una persona que ya no está, y sentirá que esa distancia —esos años luz— se reducen durante tres minutos y medio. No porque la canción cambie el pasado, sino porque por un instante, la música tiende un puente invisible.

La pregunta, claro, es si al terminar el último acorde ese puente seguirá ahí… o si volveremos a quedarnos en nuestro propio lado de la galaxia.

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JOHNNY ZURI

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