¿Qué nos aterra de lo humano?
Johnny Zuri en diálogo con Paul Marwick sobre The Human Fear, Franz Ferdinand y los temores que bailan al ritmo del indie rock
The Human Fear es mucho más que un álbum. Franz Ferdinand ha logrado encapsular en su sexto trabajo de estudio las pulsaciones de lo que nos define como humanos: nuestras ansias de conexión, la soledad que tanto tememos y el baile como respuesta instintiva al caos. Para comprender cómo una banda con más de dos décadas de trayectoria sigue sorprendiéndonos, me senté a charlar con Paul Marwick, un periodista musical que ha seguido los pasos del grupo desde sus primeros acordes en Glasgow.
«El miedo también puede ser bailable»
—Paul, empecemos por el principio: el título del álbum, The Human Fear. En tu opinión, ¿qué intentan transmitir con este concepto?
Marwick, un hombre de gestos amplios y sonrisa a medio camino entre la ironía y la nostalgia, se ajusta las gafas antes de responder.
—Creo que el título es una declaración de intenciones. Alex Kapranos y el resto del grupo siempre han sido maestros de la contradicción. The Human Fear no solo explora el miedo como emoción, sino también cómo lo enfrentamos: con humor, ironía y, en el caso de Franz Ferdinand, con ritmos que te obligan a bailar aunque no quieras. El miedo es inherente a lo humano, pero también es el motor que nos impulsa a superarnos.
En este punto, Paul me lanza una mirada cargada de complicidad, como si estuviera a punto de revelarme un secreto que sólo algunos elegidos conocen.
—Las letras del álbum abordan temas como la soledad (Bar Lonely), el miedo al cambio (Build It Up) o la dualidad de las relaciones humanas (Night or Day). Pero también hay un subtexto optimista: el mensaje de que esos temores, si los aceptamos, pueden transformarse en algo poderoso.
Audrey Tait y el ritmo de una nueva era
Franz Ferdinand ha tenido varios cambios en su alineación a lo largo de los años, pero pocos tan significativos como la llegada de Audrey Tait a la batería. Paul, como buen crítico musical, no tarda en destacar este detalle.
—La entrada de Tait fue un golpe de aire fresco para la banda. Su estilo es más contundente, casi tribal, y eso se siente en canciones como The Doctor. Es como si la percusión hubiera tomado el rol protagónico en el álbum. Además, su presencia parece haber revitalizado la dinámica interna del grupo. Puedes notar la energía renovada en cada pista.
Le pregunto si esto podría compararse con otros momentos de renovación en la historia de la banda.
—Definitivamente. Franz Ferdinand siempre ha sido bueno adaptándose. Piensa en cómo el synth de Julian Corrie redefinió su sonido en Always Ascending. Con The Human Fear, logran combinar lo mejor de su estilo post-punk dance con texturas más modernas y audaces.
Entre Bowie y las pestañas negras
—Una de las cosas que más me intrigan del disco es su diversidad de influencias. ¿Cómo describirías la mezcla de estilos que han logrado aquí?
Paul sonríe.
—¿Sabes lo que dice Kapranos? Que no hay nada más peligroso que una idea vieja disfrazada de nueva. The Human Fear toma influencias clásicas y las recontextualiza. Night or Day, por ejemplo, tiene un piano glam que recuerda al Bowie de los 70, mientras que Black Eyelashes explora las raíces griegas de Alex. Y luego está Hooked, una canción que parece diseñada para romper suelas en la pista de baile, pero también tiene un trasfondo emocional.
No puedo evitar preguntar: ¿no es un poco arriesgado mezclar tantas cosas en un solo disco?
—Lo es, pero también es lo que los hace relevantes. Si Franz Ferdinand hubiera seguido repitiendo la fórmula de Take Me Out, probablemente estaríamos hablando de ellos en pasado. Este álbum demuestra que siguen siendo audaces.
¿Un regreso triunfal?
Con más de dos décadas de carrera, el regreso de Franz Ferdinand tras un intervalo de siete años genera inevitables comparaciones. Le pregunto a Paul cómo cree que se sitúa The Human Fear en el contexto de su discografía.
—Es su trabajo más ambicioso desde Right Thoughts, Right Words, Right Action. La producción de Mark Ralph captura una energía cruda que había estado ausente en sus últimos discos. Pero lo más interesante es cómo logran equilibrar la nostalgia con lo innovador. Canciones como Audacious podrían encajar perfectamente en un setlist de 2004, pero también se sienten frescas y actuales.
Marwick también menciona la recepción crítica, que ha sido mayoritariamente positiva.
—Rolling Stone lo calificó como su mejor trabajo en 15 años. Eso no es poca cosa. Pero lo que más me impresiona es cómo han conseguido mantener su relevancia en un género que ha cambiado tanto.
Lo humano en el miedo, el miedo en lo humano
A medida que la conversación llega a su fin, no puedo evitar reflexionar sobre lo irónico de todo esto: un disco que habla de miedos y vulnerabilidades, pero que resulta tan energizante. Le pido a Paul que resuma en una frase lo que hace a The Human Fear especial.
—Es un recordatorio de que el miedo no siempre es algo que debemos evitar. A veces, enfrentarlo con una buena dosis de ritmo puede ser la respuesta.
Y así, entre risas y anécdotas, cerramos nuestra charla. Pero también me quedo con una pregunta que Paul deja en el aire: ¿Qué miedos futuros explorará Franz Ferdinand? Porque si algo queda claro con este álbum es que, mientras haya emociones humanas por descifrar, la banda seguirá ofreciéndonos la banda sonora perfecta para enfrentarlas.