Salvados de la pobreza, forman conjuntos artísticos y actúan en las calles. El Pelourinho, una pincelada vibrante de la mística y el sincretismo de Brasil, es más que el centro histórico de la ciudad de Salvador de Bahía, la urbe que encanta al visitante con su música, también…
mayo 2020
Podemos sentir sus laberintos de creencia, rituales y leyendas, diosas y sonidos. Este complicado distrito bahiano, con sus casas coloridas y noches donde el ritmo y la música embriagan, es el corazón de ese Brasil de contrastes. Todo esto nos ayuda saber que es Olodum.
Ese Brasil que solo es posible conocer de los proyectos sudamericanos de vanguardia destinados a sacar a los chicos y los jóvenes de la calle, instruirlos y darles la ocasión de enseñar sus habilidades a los turistas.
Declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco, en el Pelourinho, entre sus innumerables recovecos, brota la Escola Creativa Olodum, un espacio en el que los sonidos de tambores dan existencia a un programa comunitario de fama mundial.
Es el proyecto Rufar 2 Tambores , desarrollado en mil novecientos ochenta y cuatro para revalorizar la cultura negra. Los estudiantes de Olodum tocan y bailan con pasión, repitiendo la cadencia de los ritmos de todos y cada uno de los tiempos que llevan en su sangre.
Los estudiantes integran la asociación carnavalesca, Bloco Afro Olodum. Los conjuntos de Olodum actúan en el Carnaval de Bahía y en el Festival de Música. Olodum Mirim es donde los miembros presentan canciones que son elegidas para el Carnaval.
Se trata de composiciones libres que tratan aspectos de la cultura afro-brasileira, asimismo en escenarios internacionales. Por sus salas han pasado artistas reconocidos en Brasil, como Lazaro Ramos y Macio Brasil, percusionistas de Ivete Sangalo.
Este sitio es una parte de otro proyecto, el Axe, nombre que viene del candomblé y significa el principio, la fuerza o bien la energía que deja que todas y cada una de las cosas del cosmos lleguen a ser. Axe se expande por el Pelourinho, donde tiene una tienda exclusiva que vende desde remeras estampadas hasta collares diseñados por artistas para recoger fondos y mantener el proyecto .
Todo remite a los tiempos de la Colonia, alegra con la música permanente y la complicada trama de callejas curvas en las que sorprenden las mulatas con sus trajes blancos y collares de diferentes colores, sabrosas comidas que saben a coco y exquisitos acarajé.
